Los que me conocen desde pequeña sabe qué, a muy temprana edad (11 años) decidí que estudiaría nutrición. Creo que fui de las pocas que no cambiaron de opinión a través de los años de estudios en intermedia y superior. Todavía recuerdo un “carrier day” en el Colegio Ponceño donde llevaron a una nutricionista, en el salón habían alrededor de 40 estudiantes, y cuando preguntaron ¿quién realmente quería estudiar nutrición?, la única mano levantada era la mía.
Quizás se pregunten, ¿cómo fue que tomaste esa decisión? Bueno, les cuento que durante mis años de elemental sufrí de bullying por ser gorda. Todavía recuerdo los múltiples sobrenombres que me decían: gorda, tanque, fea, rebaja, entre otros. Llego a ponerse tan feo que todas las tardes llegaba a mi casa llorando desconsoladamente. Esto comenzó desde kínder hasta aproximadamente quinto grado.
Alrededor de mis 11 años mi desespero era tanto por cambiar, que mis padres me llevaron a un programa para bajar de peso, donde conocí a la que se convertiría en mi nutricionista. Luego de varios meses de dietas, ejercicios logre bajar de 148 libras a 105. Nunca voy a olvidad ese verano, cuando en agosto llegue a la escuela (6to grado) con menos de 40 libras, los insultos y atropellos se convirtieron en halagos y felicitaciones. Y fue ahí en ese preciso momento que decidí ser nutricionista.
No les miento el tener la atención de las personas constantemente felicitándome y aplaudiendo el que yo, a tan corta edad, haya tenido la fuerza de voluntad suficiente para hacer dieta y ejercicios, fue uno de los momentos más felices de mi vida. Con tan solo 11 años, esta experiencia me enseño que ser gorda solo trae dolor y sufrimiento y para poder ganarme el respeto y la admiración de las personas debía a toda costa permanecer delgada, este pensamiento limitante y dañino me llevo a entrar al mundo de los trastornos alimentarios desarrollando atracones y bulimia con tan solo 13 años, todo por que quería mantenerme delgada a toda costa.
(IMPORTANTE!!! Esta próxima parte es basada en mi experiencia personal, y por ningún motivo es un ataque a la profesión y al programa de estudios universitarios)
Hoy día reconozco que, muchas de mis creencias limitantes, muchos complejos y traumas vienen de esa época en mi vida. Y los motivos para yo haber estudiado esta carrera no fueron los mejores. En ese momento yo vi a mi nutricionista como un superhéroe que me rescato del “bullying”, pero la realidad fue otra. Muchos comportamientos que me enseñaron eventualmente evolucionaron a convertirse en trastornos alimentarios y problemas de autoestima. Los cuales empeoraron durante mis estudios universitarios, ya que sirvieron para alimentar mucho más mis conductas destructivas alimentarias. Si ya había aprendido un sin numero de reglas a la hora de comer con tan solo 11 años, en la universidad aprendí muchas reglas más. Y mi pobre mente se convirtió en una biblia de reglas en relación a la comida y el ejercicio. Y ni hablar de las conversaciones que se daban en los pasillos, dietas, pastillas, programas que te ayudan a bajar de peso, ya que para ser nutricionista no puedes ser gorda. Nunca voy a olvidar el comentario de una estudiante hacia otra compañera en relación a su peso, insinuando que debía buscar otra profesión, o las veces que se reunían para hablar de en qué lugares podías conseguir X pastillas sin recetas que de seguro te ayudarían a bajar de peso. Todo esto empeoró aun mas mi relación con la comida, mis trastornos alimentarios estaban fuera de control y ni hablar de mi autoestima. Nada más de recordarlo me produce ansiedad, y no sé cómo no salí corriendo de allí.
A pesar de todo eso me gradué, y no me arrepiento de haber estudiado nutrición. Tuve profesoras excepcionales y entre mis estudios, mi experiencia y los años que llevo en el campo aprendí que la nutrición es un hermoso campo y que trabajado desde una perspectiva flexible y responsable puede cambiar vidas. La nutrición no es equivalente a dietas, y tampoco a bajar de peso, y encajonarla solo a esa área limita de gran manera esta ciencia. La nutrición es mucho más y esto es lo que intento llevarle a mis pacientes todos los días.
Hoy en día reconozco que no todos los cuerpos son iguales, y que prefiero esta mejor “gorda” que poner mi salud emocional y física en riesgo nuevamente. Aprendí que el ejercicio, las frutas y los vegetales no son exclusivo para bajar de peso y deben esta accesibles a todo tipo de personas. También aprendí que el peso no es un indicador de salud y no determina mi valor como persona o profesional. Acepto que no lo sé todo, y que continúo aprendiendo todos los días, sobre mi persona, mi campo y mi profesión. Y que todo lo que descubra, aprenda y desaprenda lo compartiré con ustedes en esta hermosa comunidad.
Les envío un fuerte abrazo virtual
Tu Nutricionista Plus
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